lunes, 7 de febrero de 2011

Brindar chocando las copas


Hay muchas cosas que hacemos por tradición y sin conocer su historia; incluso cosas que ya no tiene sentido realizarlas. Una tradición de origen confuso es el brindar chocando las copas. Pese a no estar clara la cosa, hay muchas teorías: 

1. En la época de los antiguos griegos era común el asesinato vía envenenamiento. Por eso el anfitrión alzaba la copa mostrándosela al resto y bebía. Así probaba que el vino no estaba envenenado.

2. En la edad media, época en la que los envenenamientos seguirían siendo frecuentes, se adoptó como costumbre chocar fuerte las copas para que se mezclen los contenidos (se utilizaban venenos muy potentes: un par de gotas causaban la muerte). Por eso todos toman a la vez.

3. La palabra "brindis" provendría de la expresión alemana "ich bring dir's": yo te la ofrezco. Los alemanes, en 1527, habrían dirigido esa expresión a Carlos V al celebrar su conquista de la ciudad de Roma.

4. El brindis es necesario par que participen los cinco sentidos en el goce de un buen vino: el olfato para sentir su aroma, la vista para apreciar su color, el gusto para saborearlo, el tacto al agitar la copa y el oído para sentir el "chin-chin". Esta idea provendría de las griegos.

5. Los romanos, en medio de sus ruidosas fiestas, chocarían sus copas vacías con el fin de llamar a los sirvientes para que les sirviesen más bebida.

6. Al parecer, antes de que se inventasen los refrigeradores se recurría al vino por sus (supuestas) buenas propiedades digestivas que servían para combatir los problemas gástricos producidos por los alimentos que no estaban suficientemente frescos.

Para mí, lo más probable es que todas o casi todas estas teorías sean ciertas (dudo de la de los cinco sentidos; me suena más bien a una racionalización posterior) y que, junto con otras costumbres olvidadas, hallan convergido en lo que es el brindis actualmente. 

Pese que la relación entre el brindis y el veneno no deja de ser curiosa, la motivación de esta entrada fue que en mi familia tenemos la no tan extraña particularidad de no chocar las copas: se podrían dañar (ser relativamente pobres no es ser tacaño, che). Así que sólo las alzamos. Por eso me pregunto si muchos de mis antepasados habrán muerto envenenados.

Nota mental: chequear bien el dato sobre las buenas propiedades digestivas del vino. Quizás deba beberlo más.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario