viernes, 4 de marzo de 2011

Hacia el sistema Braille

Valentín Haüy
En 1771 y durante un festival religioso, Valentín Haüy fue testigo del maltrato y la humillación recibidas por un grupo de ciegos. Esto despertó en él el deseo de ayudar a los no-videntes; deseo que 13 años más tarde se convertiría en la primera escuela para ciegos, la Royal Intituition for Blind Children de París. El primer alumno de Valentín fue un tal Francois Lesueur, quién lo impresionó con su habilidad para reconocer monedas mediante el tacto. Así nació en él la idea de crear un sistema de lectura para ciegos basados en letras con relieve. Muchos métodos diversos probó Valentín hasta conformarse con un sistema de impresión de libros cuyos caracteres resaltaban gracias a alambres de cobre. Este método tenía sus desventajas: las letras no podían leerse de una sola vez dado que por su gran tamaño un dedo no las cubría; se podía leer pero no escribir y el cobre hacía a los libros pesados e incómodos. Pero, pese a esto, los ciegos empezaron a leer y, por lo tanto, a aprender: Haüy había enterrado el mito de que los no-videntes eran estúpidos. Y la gente aprendió esa lección. Valentín fue felicitado por la Berlin Academy of Science, donde presentó sus métodos frente al Rey de Prussia; el Rey de Rusia lo llamó para innagurar una escuela para no-videntes en St. Petersburgo; su escuela recibió financiamiento estatal y pronto comenzaron a crearse otras. Las cosas habían cambiado.

Charles Barbier de la Serre
Mientras tanto, Napoleon I tuvo la grandiosa idea de pedir que desarrollaran un sistema de escritura nocturna para que sus soldados pudieran escribir y leer sin luz. El capitán de artilleria Charles Barbier de la Serre puso manos a la obra e inventó un sistema interesante, aunque difícil de usar para las tropas. La idea de Charles fue la siguiente: armó una matriz (tabla) de $6\times6$ en donde cada coordenada correspondía a un sonido o letra. Dichas coordenadas se expresaban mediante puntos en relieve distribuidos en dos columnas. La primera indicaba la columna del caracter en la matriz; la segunda, la fila.

1
2
3
4
5
6
1
a
i
o
u
é
è
2
an
in
on
un
eu
ou
3
b
d
g
j
v
z
4
p
t
q
ch
f
s
5
l
m
n
r
gn
ll
6
oi
oin
ian
ien
oin
ieu

De esta forma, la letra j (4, 3) se representa así:
$\bullet \bullet$
$\bullet \bullet$
$\bullet \bullet$
$\bullet$

Si bien los soldados tuvieron sus problemas con este método, a la French Royal Academy of Sciences le pareció interesante y le sugirió a Charles presentarlo en el instituto de Valentín. Él acepto y en 1821, un año antes del fallecimiento de Haüy, introdujo su método a los alumnos de la escuela, quienes quedaron encantados con este. Entre dichos alumnos estaba un joven de 13 años, que estaba en el instituto hacía tres y quien había perdido la vista antes de cumplir los cuatro. Esto fue lo que le ocurrió: mientras jugaba en el taller de su padre, un talabartero, se clavó en el ojo un punzón usado para perforar cuero. La herida se infectó y Louis Braille, que es como se llamaba el joven, quedó completamente ciego.

Louis Braille
Louis estaba muy entusiasmado con el código de Barbier, pero reconocía sus fallas: el tamaño de los símbolos podía llegar a ser hasta de 12 puntos, por lo que no se podía leer de una sola pasada; el código describía sonidos pero no la ortografía; no había signos ni números. Así, este joven recién entrado en la adolescencia se puso a perfeccionar el método de Charles, o al menos eso fue lo que él modestamente dijo. En realidad su diseño, aunque inspirado en el trabajo de Charles, era una cosa completamente nueva, y quizás por eso el capitán nunca estuvo muy contento por la optimización hecha por joven. El método de Louis era el siguiente: cada caracter estaba representado por una serie de puntos contenidos en una matriz de $3\times2$; es decir, de tres filas y dos columnas. Como el signo más grande sólo podía tener seis puntos, podía leerse con una sola pasada de la mano. Ademas que este sistema permitía hasta 63 símbolos, con lo que habían de sobra para tener signos ortográficos, números y hasta algunos símbolos matemáticos.


Como toda nueva idea, al principio fue rechazada. Aparte del ya mencionado recelo de Barbier, los fanboys de Haüy decían, como era de esperar, que el viejo y conocido método era mejor. Otros decían que este método era bueno para los ciegos, pero que los videntes no podrían leerlo (¡porque para eso tendrían que aprenderse los fucking símbolos!). Y, como es de esperar cada vez que el hombre se encuentra con lo novedoso, se prohibió utilizar el método en la escuela. Y, como es de esperar cada vez que se le prohíbe algo a los jóvenes, este hecho alentó su uso en secreto.
Octavas. Imagen extraida de saccom.org
Louis, quien terminó siendo prefesor en el instituto, siguió trabajando en su método. Lo adaptó a la matemática, las ciencias y a la música, y en 1829, lo presentó por primera vez al público. Pero esto no es todo. En 1841, junto al también ciego Françoise-Pierre Foucault, inventó rafígrafo, un ingenioso aparato que permitía escribir en Braille.

El rafígrafo de Foucault, en el Museo Valentín Haüy.
En 1852 fallece Louis, tras sufrir la tuberculosis. La historia cuenta que él murió creyendo que su sistema moriría con él. Sin embargo, dos años más tarde, se celebró en París un congreso internacional para analizar la situación educativa de los ciegos. Allí concluyeron que de todos los sistemas presentados, analizados y discutidos, el de Braille era el mejor. El resto es historia conocida: el Braille se extendió por el mundo y se volvió el sistema universal de escritura de los ciegos.



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