lunes, 21 de marzo de 2011

Sinestesia: collage de sentidos

La sinestesia es la capacidad de experimentar los sentidos (que son más de cinco; al menos unos diez) “mezclados” y, por ejemplo, ver colores al escuchar música, sentir el sonido en distintas partes del cuerpo, escuchar sonidos al percibir movimiento, asignarles colores o sonidos a las emociones o hasta experimentar sabores al tocar un objeto. Se trata de una manera diferente de percibir el mundo en la cual participan más sentidos de los que “deberían” (y por lo tanto no son alucinaciones ni sensaciones: son percepciones reales). Como describe Carol Steen, una artista sinesteta:
“Ha habido veces en las que he tenido una sensación, como un dolor de muelas, en la que podía observar el color del dolor, su sabor y su olor. Todas estas experiencias sinestésicas son aspectos de una experiencia global. Yo las percibo de forma similar a como las ventanas, la puerta y la fachada se combinan para formar la imagen de una casa”.
Pese a lo increíble que puede parecer percibir así el mundo, muchos sinestetas viven creyendo que todos somos como ellos y que ellos son como todos. Aunque esto no es raro: mi hermana daltónica creía ver como todo el mundo y yo mismo pensaba que todos tenían sueños lúcidos. Supongo que es normal colocarse a uno mismo en la normalidad. Pero a diferencia del daltonismo y los sueños lúcidos la sinestesia era prácticamente desconocida para la gente. Recién en estos últimos años el concepto se ha ido popularizando (y no me refiero solo en el público sino que también en la comunidad científica) y a medida que lo va haciendo también va en aumento el porcentaje de sinestetas en la población. Antes se creía que menos del 0,05% de las personas lo era; hoy se considera que más del 10% y, probablemente, este número siga en aumento. Y obviamente a ellos les gustan sus sinestesias y no se pueden imaginar sin ellas; citando de nuevo a Carol Steen:
 “Para mí es como si ustedes vieran el mundo en blanco y negro. Yo lo veo en color”.
Lo más común es que el sinesteta goce de varios tipos de sinestesias y no de una sola. En promedio ellos parecen tener mejor memoria, ya que para lo que nosotros sólo tenemos un sentido ellos tienen varios: poseen más información. Quienes vinculan números y colores parecen ser malos en matemáticas, dado que tienden a agrupan los números y letras por color. Y pese a lo que uno pueda pensar, no hay evidencia que indique que se dediquen mayoritariamente al arte.

La sinestesia puede ocurrir incluso cuando uno de los sentidos está atrofiado. Por ejemplo, una persona que asigna colores a las palabras puede seguir viéndolos aún después de perder la visión. (Un daño en la córnea, la retina o el nervio óptico no destruye la corteza visual, la cual se encuentra en la parte posterior del cerebro). De hecho los ciegos hacen un buen uso de la sinestesia para guiarse por el mundo: sus sentidos no sólo se agudizan sino que comienzan a trabajar en conjunto.

La cantidad de tipos de sinestesias es enorme; se han catalogado al menos 63, las que a su vez se gradúan según la intensidad con la que se manifiestan (baja, alta, etc.). Una tercera distinción es la sinestesia de primer grado y la de segundo grado. La primera mezcla las impresiones de dos o más sentidos diferentes; la segunda asocia la impresión de un sentido del cuerpo a una emoción, un objeto o una idea.

Pese a que se pueden catalogar distintos tipos de sinestesias, estás no se manifiestan igual en cada individuo sino que cada quién las siente de una manera diferente y parece no haber reglas generales. Para algunos el 5 es amarillo mientras que para otros es verde; a unos escuchar una melodía les induce el color púrpura mientras que a otros puede saberles a chocolate. Además, dichas asociaciones son para toda la vida. Aquél que siempre vio el siete de color verde jamás lo verá rojo. La única excepción son accidentes en los que el paciente ha perdido su sinestesia tras sufrir un traumatismo de cráneo. (También he leído que el hipnotismo la mitiga, pero no tengo ninguna fuente que corrobore esto).

Estadísticamente la gozan casi el triple de mujeres que de hombres. Hasta hace poco se creía que era porque sólo se podía trasmitir a través del cromosoma X; es decir que la madre podía pasárselo a un hijo o a una hija, pero un padre sólo a una hija. Hoy se cree, en cambio, que el cromosoma involucrado es el nº 16, famoso por su posible vínculo con la obesidad. No puedo decir mucho más: las causas son, en realidad, desconocidas. Lo que sí se sabe es que cuando nacemos todas las personas tenemos conexiones neuronales extra entre las distintas áreas sensoriales: todos somos sinestetas. Pero, al parecer, a medida que crecemos la especialización de un sentido determinado causa una inhibición en los otros. O sea que esas conexiones extras no se rompen sino que son acalladas. Esto ha llevado a estudios sobre si puede aprenderse la sinestesia. No hay nada contundente pero parece que sí sería posible. Otros investigadores creen que dichas conexiones extras sí son "podadas" a medida que uno crece, pero esta hipótesis está siendo abandonada de a poco.

El conocido test de Wolfgang Köhler intenta demostrar que el ser humano no asigna de forma arbitraria los sonidos a las formas. De ser así esto implicaría que todos somos sinestetas en cierta medida. El test consiste en decir cuál de estas dos figuras se llama Booba y cuál Kiki:
El 97% de la gente llama Kiki a la figura angular naranja y BoobaBooba porque los labios forman una figura redondeada para producir el sonido, al contrario de lo que pasa con Kiki. Yo, como buen friki, estoy entre las excepciones. Al ver las imágenes llamé Kiki a la figura púrpura: Kiki me suena a nombre de mujer y el purpura está cercano al rosa, el cual es un color femenino. Booba se me hace un nombre masculino, así que el naranja no le queda mal (¿Asignarle sexo a los nombres será un tipo de sinestesia?).

Para finalizar, he aquí un episodio de Redes:





Fuentes:

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