Hablemos del canon. Si usted está a favor o entiende algo de política quizás pueda responderle a este pobre estudiante de ciencias duras algunas cuestiones:
¿Donde están los estudios que sugieren...
… la existencia de las supuestas pérdidas económicas y en donde se discuten los métodos para calcularlas?
… que es la copia privada, y no el intento de seguir con un mercado obsoleto, la causa de dichas pérdidas?
… que el canon es efectivamente una buena manera de compensar aquellas supuestas perdidas?
… que no hay otras alternativas mejores o, incluso, otros tipos más eficientes de canon?
… que el canon incentiva efectivamente a la creación artística?
... que el canon es realmente beneficioso para la economía nacional?
… que el canon ayuda a difundir mejor la cultura?
… que el canon argentino no fracasará como su antecesor español?
¿Dónde? ¿Alguien los ha hecho? Porque supongo que nadie va a intentar violar mis derechos fundamentales, como la presunción de inocencia, sin tener antes pruebas muy sóldias para sostener que tal acción vale la pena.
Por medio del Partido Pirata Argentino me acabo de enterar hoy se discute en el senado el canon digital. Copio textualmente aquí la entrada de su blog oficial:
<<Hace unos días me comentaban que el proyecto impulsado por el Senador Pichetto sobre el Canon digital en argentina (K- FPV) seguía activo y estaban intentando aprobarlo en este año.
Y hace unos minutos lo pude confirmar:
(Haga click en el volante para expandir)
En el día de hoy Martes 28 de junio a las 16:30 Hs (Agenda de la reunión) la comisión de legislación general del Senado Argentino va a tratar el proyecto expediente S3732/10 “Ley PIRATA argentina” Que no es mas que un impuesto que nos impone un cargo extra sobre la compra de cualquier producto electrónico o insumo, que pueda ser utilizado tangencialmente para copiar contenidoprotegido por leyes de propiedad intelectual. En resumidas cuentas, un nuevo impuestazo tecnológico, pero no solo eso.
El proyecto en cuestión será tratado por senadores que por ejemplo en la última reunión de esa comisión vertieron opiniones tales como: “Es un proyecto que “está bien hecho” y que busca finalizar con la violación de los derechos intelectuales, siendo miles y miles los pesos “que se le roban al autor de la obra” (Dichos textuales de la secretaria de la comisión).
Una vez más nos meten las manos en el bolsillo para proteger un esquema legal obsoleto de protección de los derechos intelectuales; La gravedad del tema que ya ya fracasado en España y busca ser impuesto en nuestro país en breve puede resumirse en estos párrafos:
.
El Art. 12: Indica de cuanto
será el impuesto, el porcentaje es sobre el precio de venta:
.
b. (CDR/CDRW/DVR/DVDRW/Blu-ray): 75%
c. Tarjetas de memoria: 5%
d. Rígidos integrados o no en un equipo: 10%
e. Decos de señales de televisión por
cable o satelital : 10%
f. Walkmans mp3 (Ipod x ej): 10%
g. Celulares con MP3: 1%
.
El valor de venta de precio al público se tomará de acuerdo con el valor de referencia de mercado, y en caso de no contarse con información fidedigna del mismo, a los fines de la aplicación de las tarifas establecidas en la presente ley, se realizará aplicando un cincuenta por ciento (50%) del valor de venta mayorista del producto o dispositivo. Osea, que si es un aparato que no se comercializa en el país, el impuesto sobre el precio pagado es de 50%!
.
Entonces en el supuesto caso que compres un equipo en el exterior y lo traigas antes que su lanzamiento en nuestro país tal vez tengas que pagar 50% de arancel aduanero y otro 50% para cumplir con la futura ley pirata Argentina.
.
Vamos a ver como sigue esto. Este port no intenta ser un analisis juridico del tema, solo ponerlo en conocimiento de todos, segurametne lo ire modificando con los dias,
analizandolo al proyecto>>.
<<Y si uno mira los artículos de la ley se encuentra al menos 3 puntos que hacen esta ley mucho más dura que la sancionada en España:
La copia privada está permitida pero ya la limitan a que deba ser hecha de un original comprado oficialmente y que no puede ser reproducida colectivamente
Si hay nuevas tecnologías que estas entidades consideran que hay que incluir se puede hacer directamente desde el Poder Ejecutivo y NO el legislativo
Si no hay precio de referencia, o sea uno se trae un equipo del exterior, se aplicará (para compensarlos) una tasa del 50% del valor del equipo!>>
<<Y un detalle.. ¿saben que no hay excepciones para instituciones educativas?>>
Malanesia, un conjunto de islas de Oceanía compuesta por Nueva Guinea y otras islas menores, es el claro ejemplo de la Tercera ley de Clarke: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Y es que por estas tierras el choque entre dos culturas de distinto nivel tecnológico puede verse a simple vista en las distintas torres de control de bambú, aviones de madera, radios de cocos, hangares con techo de paja y pistas de aterrizaje de tierra creadas por los nativos. ¿Para qué hacen todo esto? Para obtener el cargo: las riquezas del otro de mundo robadas por el hombre blanco.
La locura de Vailala
Si bien no se sabe a ciencia exacta cuándo y cómo comenzó todo, una de las primeras descripciones detalladas de estos cultos al cargo provienen de comienzos de la década del '20 en un fenómeno conocido como Locura de Vailala (un nombre curioso, lástima que no hallé una buena explicación de su origen). Los nativos de Papúa Nueva Guinea habían observado cuidadosamente que los extranjeros blancos no trabajan la tierra ni cazaban, sino que recibían todo lo que necesitaban a través de enormes canoas metálicas. Evidentemente, sus dioses eran más bondadosos que los suyos, así que comenzaron con lo que se llama “la imitación al hombre blanco”. Si imitaban todos los claros rituales religiosos a los que los europeos se entregaban con asiduidad, como el tomar el té por las tardes, bailar o marchar de un lado al otro con el fusil al hombro, entonces ellos también serían bendecidos con el cargo. Y así lo hicieron: pintaron su cuerpo imitando uniformes militares, se sentaron a la hora del té en una mesa decorada con flores a beber quién sabe qué y marcharon con fusiles de bambú al hombro esperando que sus ancestros vinieran en barcos fantasmas a traerles el cargo.
En la costa de Madang, también en Papúa Nueva Guinea, se originó otro culto bastante interesante, deliciosamente relatado por Marvin Harris en su libro Vacas, cerdos, guerras y brujas. (Yo me limitaré a dar un resumen, pero recomiendo seriamente que leas el libro si no lo has hecho ya: es de lectura imprescindible). Parece ser que los nativos aceptaron aprender el cristianismo de los misioneros con el fin de adquirir el “secreto del cargo”, es decir, averiguar de dónde sale y cómo obtenerlo. Sin embargo, ellos interpretaron la Biblia a su manera. Aprendieron como Dios le quitó el cargo a Adan y Eva, como bendijo a Noe un arca repleta de cargo y como Jesús volvería con cargo para los buenos cristianos. Ellos aprendieron y trabajaron duro, pero observaron que todo el cargo iba a parar a las manos de los misioneros y jamás a las suyas: habían sido engañados y se les había ocultado el secreto del cargo. Su interpretación fue la siguiente: Jesús había dado en un principio el cargo a los europeos, pero ahora quería dárselo a ellos. Los misioneros, molestos, se interponían y les robaban el cargo. En medio de la Segunda Guerra Mundial, los japoneses que llegaron a Madang y expulsaron a las misioneros fueron vistos como libertadores, aunque estos luego se llevarían su comida y destruirían sus plantaciones. Luego los japoneses se fueron y volvieron los australianos, que les prometieron prosperidad a los nativos, pero estos, evidentemente, ya no confiaban en nadie. Para mostrarles la verdad sobre el cargo, los australianos llevaron a Yali, un profeta nativo, a que conocer “la civilización”. Si la idea era que Yali comprendiese que no había nada sobrenatural en el asunto, todo salió al revés. El profeta fue incapaz de comprender por qué aquella riqueza no estaba distribuida igual entre todos ni por qué algunos sin trabajar pueden tener todo el cargo que quisieran, mientras que otros, trabajando duro, apenas pueden disfrutar de él. Al volver a sus tierras, Yali comenzó su lucha para erradicar al cristianismo y a los misioneros y se convirtió en un importante líder espiritual.
El culto a John Frum
Si bien las últimas décadas la gran mayoría de los cultos cargo han ido desapareciendo, todavía hay algunos movimientos bastantes fuertes. El principal es el culto a John Frum, que surgió en la década del '40 en la isla de Tanna, en lo hoy se conoce como el archipiélago de Vanuatu. Sus fieles creen que él volverá a la isla en un avión enorme y repleto de cargo, trayendo consigo el paraíso a la tierra. La llegada de John Frum, hermano de Roosevelt, el Rey de America, es para ellos el nacimiento de una nueva época, en la que habrá cargo para todos; como casas prefabricadas, lavadoras, autos, y hasta mujeres rubias; no tendrán que trabajar y estarán libres de la opresión del hombre blanco.
15 de febrero: Día de John Frum
Este culto, claro está, fue impulsado por la llegado de los norteamericanos a la isla durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos ya no llegaron en barcos como los ingleses o australianos, sino que lo hacían mediante aviones, los cuales, además, arrojaban cargo a la tierra. Así que los malanesios, continuando con su plan imitador, construyeron las torres, aviones, hangares y pistas falsas que mencioné al comienzo de esta entrada. En la actualidad, cada 15 de febrero se celebra en Tanna el Día de John Frum.
Los cultos al cargo melanesios no son los únicos movimientos de este tipo. Los antropólogos registran unos diez mil movimientos similares en África, quinientos en Filipinas, doscientos en Corea y cien en América latina. Claro que si consideramos que la naturaleza y el universo son las máquinas más avanzadas y complejas que conocemos y que la ciencia, la única herramienta que disponemos para su estudio, es bastante reciente, entonces veremos que esa gran cantidad de misticismos y psudociencias que nos encontramos a diario no son más que cultos al cargo (el genial Richard Feyman tiene su opinión al respecto). Sólo difieren en que entienden por cargo.
Dawkins cuenta la historia de los cultos al cargo. Partes I y II.
No necesito mencionar lo que la década del '60 fue para la música, ni a las fantásticas bandas, músicos y Dj's que proliferaron en esa época. La originalidad y el talento brotaron de los instrumentos ingleses en cantidades abrumantes. Y sin embargo la BBC (British Broadcasting Corporation), la única transmisora británica en ese entonces, sólo dedicaba dos horas semanales a la “música juvenil” y a través de un mero programa dominical que sólo pasaba los éxitos del momento. Por un lado, la BBC, que aún no era independiente del gobierno, estaba obligada a filtrar el contenido para que fuese respetable, educativo, cultural e imparcial, signifique esto lo que signifique. Esto hizo que, desde su creación en el '27, su programación fuera sencillamente aburrida. Lo cual era bastante malo considerando que el gobierno le había cedido el control total de la radio. Inevitablemente, la audiencia terminó sintonizando Radio Luxembourg, una radio comercial creada en el '33 y que tenía como uno de sus principales objetivos romper con el monopolio de la BBC transmitiendo desde fuera del territorio inglés, en el pequeño ducado europeo que le dio nombre. Su programación era mucho más divertida y entretenida y, pese a los distintos obstáculos del gobierno inglés, el cual la consideraba “pirata”, en menos de seis años ya se había hecho con casi la mitad de la audiencia británica. Y si bien Radio Luxembourg paró temporalmente su transmisión en el '39, cuando tuvo que cerrar para que el ducado pudiese mantenerse neutral en la guerra, volvió en los '50 y no sólo recuperó su audiencia sino que fue en esa década cuando vivió su mejor momento. Era claro lo que el publico quería, pero el gobierno no sólo no escuchaba, sino que en el '49 sacó una ley que exigía que para transmitir en suelo inglés se necesitaba aprobación de la BBC (o del gobierno): el monopolio se mantendría.
Pero la BBC no sólo era aburrida, sino que también existían acuerdos con la Musicians Union (MU), un organismo británico cuyo fin es proteger el trabajo y derechos de sus miembros. Estos acuerdos restringían cuál y cuánta música la BBC podía transmitir. No podía ser mucha, pues si el público podía acceder a música gratis durante las 24 horas del día evidentemente no iba a querer comprar discos (como se ve, la idea de que el ser humano prefiere soportar cualquier incomodidad con tal de no gastar un centavo no es para nada reciente) Así, la MU, buscando proteger a la música y a los músicos, restringió aún más su difusión.
Ronan O'Rahilly
Y así llegamos a los '60, cuando entra en la historia Ronan O’Rahilly, un irlandés bien posicionado y que no encontraba discográfica alguna que quisiera a las bandas que el representaba. Así que armó la suya propia. El problema ahora era que la BBC sólo emitía los éxitos del momento y que Radio Luxembourg tenía todo su espacio vendido: no había lugar en el aire para los nuevos músicos de O'Rahilly. Sólo podía hacer una cosa: crear también su propia radio. Y para esquivar aquella ley que exigía el permiso de la BBC para transmitir en suelo británico se inspiró en Radio Verónica, una popular radio holandesa la cual aprovechó el vacío legal existente para transmitir desde alta mar [1]. Con esta idea en mente, O' Rahilly consigió un barco llamado Fredericia y lo llevó al puerto de su padre en Greenore, Irlanda, para que lo convirtiesen en Radio. Junto a él estaba en preparación el barco de Alan Crawford, un australiano que desde hacía tiempo estaba desarrollando un plan bastante similar al de O' Rahilly. Surgió la rivalidad entre ambos, pero el Fredericia estuvo listo primero y en la Semana Santa del '64, cerca de la costa de Suffolk, los locutores Chris Moore y Simon D emitieron su famoso “Hola, esto es Radio Caroline en la frecuencia 199 [2], tu emisora de sólo música…”, y a continuación sonó "Round Midnight" de Jimmy McGriffi, una canción de jazz compuesta por Thelonious Monk. Había nacido la primera radio que transmitía música prácticamente todo el día, y el éxito fue inmediato: en los primeros diez días de transmisión ya les había llegado 20,000 cartas de apoyo.
Round Midnight, de Thelonious Monk
A Crawford esto no le gusto mucho, así que dio nacimiento a Radio Atlanta situándose junto al Frederica y bloqueándole la señal. Ambas embarcaciones compitieron así entre ellas, interfiriéndose una a otra durante un mes hasta que finalmente llegaron a un acuerdo: el Fredericia se establecería hacia el norte de Irlanda y llegaría a los hogares del noroeste de Inglaterra, Escocia e Irlanda, en lo que se llamaría Radio Caroline North; Crawford, al frente del Mi Amigo, se situaría frente a las costas de Essex y cubriría el resto de las Islas Británicas bajo el nombre de Radio Caroline South.
Caroline, de The Fortunes: la firma de Radio Caroline.
Rápidamente la radio se volvió terriblemente popular, y como se avecinaban épocas de elecciones, el gobierno británico se mostró reacio a tomar medidas frente a los “piratas”. El ejemplo de O'Rahilly y Crawford y la inacción gubernamental sólo podía derivar en una cosa: más radios en alta mar. En muy poco tiempo la audiencia pasó de tener sólo el monopolio de la BBC a poder elegir entre Radio Caroline, Radio London, Radio City, Radio 390, Swinging Radio England, Britain Radio, Radio 270 y Radio Scotland, entre otras.
El Fredericia
La alta difusión musical que estas radios produjeron derivó en un aumento constante de la ventas de discos y en la aparición de decenas de grandes nuevos músicos, talentos que de otro modo quizás nunca hubiésemos escuchado. La industria de la música estaba feliz por las ventas, pero se mostró descontenta con ambas partes: por un lado los piratas no respetaban sus derechos, y por el otro el gobierno no sólo no los combatía sino que no les dejaba otra alternativa. Las radios piratas le había mostrado que no solo era posible una una nueva forma de hacer negocios en la radio sino que era necesaria, pero el gobierno y la BBC seguía sin escuchar.
El fuerte de Radio City
La principal rival de Radio Caroline era Radio City. Esta emitía desde una fortaleza de la Segunda Guerra Mundial situada en el Thames Estuary. Uno de los directores de Radio Caroline, el mayor Oliver Smedley, accedió a comprar un nuevo transmisor para el fuerte mientras que Reginald Calvert, el propietario de Radio City y manager de The Fortunes, continuaría sus operaciones en nombre de Radio Caroline. Sin embargo, Smedley retiró el acuerdo cuando supo que el gobierno británico se proponía perseguir a quienes ocuparan fuertes militares, los cuales eran propiedad de la Corona. Furioso por la ruptura del pacto, Calvert fue a pedirle explicaciones a Smedley. El encuentro desembocó en una violenta confrontación en donde Smedly dio muerte a Clavert de un disparo. Si bien bien Smedley fue absuelto de los cargos por considerarse que actuó en defensa propia, este hecho fue la excusa perfecta para que el gobierno británico iniciara una persecución sin tregua de las radios piratas. En el '67 se estableció una ley marítima que preveía el bloqueo de todas aquellas embarcaciones que albergaran una emisora. La falta de alimentos, personal e ingresos hizo que una a una las emisoras piratas fueran cayendo, todas salvo Radio Caroline, que se mudó a Holanda, en donde las emisoras de alta mar aún no habían sido prohibidas, y transmitió durante siete meses. Sin embargo, la renovación de la publicidad extranjera no llegó y los barcos fueron incautados por falta de pago.
El hundimiento de Mi Amigo
El gobierno británico, preocupado por su popularidad, buscó reemplazar a las radios piratas y en el '67 la BBC creó a Radio 1, Radio 2, Radio 3 y Radio 4, para las cuales contrataron a muchos de los antiguos Dj's piratas: las cosas estaban cambiando. Si bien estas son hoy en día exitosas, en especial Radio 2 que es la radio con mayor audiencia en Reino Unido, en su momento los acuerdos con la MU derivaron en un repertorio bastante malo, lo que les valió la desaprobación del público. Esta situación hizo que cuando O'Rahilly reviviera a Radio Caroline en el '72 se encontrara con un enorme público fiel que lo mantendría en el aire hasta el '80, cuando Mi Amigo se hundió tras una tormenta. Sin embargo esto no desalentaría a O'Rahilly, quien en 1983 se lanzó al mar nuevamente y continuó en él hasta el '91, cuando su barco fue abordado por orden del fiscal inglés James Murphy, quien alegó que la frecuencia utilizada por Radio Caroline interfería en las comunicaciones marítimas. La legalidad del asalto esta aún en disputa. Radio Caroline alega que el abordaje del barco en aguas internacionales está prohibido y que la consecuente destrucción de los equipos fue un acto de verdadera piratería. Las autoridades holandesas, por el contrario, alegan que la bandera panameña del barco estaba caduca desde el '87, por lo que no estaba bajo protección legal de país alguno durante el abordaje y que sus transmisiones fueron un incumplimiento de las regulaciones internacionales de la radio, las cuales habían prohibido, desde el '82, toda transmisión comercial fuera de las aguas territoriales de un país.
Abordaje del MV Ross Revenge, el último barco de Radio Caroline.
Desde entonces Radio Caroline transmite con licencia y desde tierra firme a través de Internet.
Notas:
[1] Cabe mencionar que Radio Verónica no fue la primera radio comercial en emitir sin licencia y desde altamar; este honor se le suele dar a Radio Mercur, una radio danesa que comenzó a transmitir en 1958. Pronto los periódicos daneses comenzaron a llamarla "radio pirata".
Ya que en todos lados hay entradas de tono humorístico sobre el tema, yo me daré el lujo de ser un poco serio: hoy es el día del orgullo freaky, el día de lo extraño, de lo extravagante, de lo infrecuente, de lo inusual, de lo atípico. En este día se reivindica el derecho de ser todo eso sin ser juzgados ni discriminados; simplemente se busca que se acepte al otro: se busca libertad. Pero a diferencia de lo que es frecuente, esta libertad no se encuentra vedada por alguna ley o gobierno sino que por gente “común” que juzga lo diferente porque cree que lo que hace la mayoría es la normalidad y que lo bueno es ser normal. Esta idea, la de normalidad, quizás sea la ficción más peligrosa con el que ser humano haya lidiado jamás. Fue esta idea la que llevó a discriminar a las mujeres, a los negros, a los gays, etc. Pero el freaky es alguien que se sale de ese promedio ilusorio y hace lo que le gusta, porque le gusta y pese a los demás. Como ven, la cosa va más allá de los geeks, los roleros, los nerds y demás. Es por eso que odio cuando se intenta dar una lista de requisitos para ser freaky, como si existiese tal cosa. Como si debiese existir tal cosa. Y es que esa lista sólo puede tener un elemento: para ser un freaky hay que desear con pasión hacer algo y hacerlo. Se trata de una cuestión de actitud: es no temerle al ridículo ni a incumplir las expectativas sociales y de los demás. Es elegir vos mismo tu estilo de vida. Y es que si defines la normalidad como aquello que hace la mayoría, entonces terminarás haciendo lo que todo el mundo hace: seguir a los demás.
Mientras escribía mi entrada anterior sobre la Paradoja de Allais tuve, momentaneamente, cierta sensación de daja vú; de que ya había reflexionado sobre el tema, lo que era imposible porque esta paradoja era algo nuevo para mí: nunca antes la había escuchado. Pero ahora ya recuerdo: mi memoria no puede evitar relacionar a Allais con el famoso dilema del tranvía. Y si bien no están, en realidad, tan relacionados, ya que este último es un problema moral y el otro más bien... ¿lógico?, comparten un cierto vínculo: ambos nos advierten de la extraña forma que tenemos para justificar nuestras elecciones. Así que sobre dicho dilema versará la entrada de hoy. Este presenta dos situaciones básicas para analizar la forma en que tomamos nuestras decisiones morales, aunque hay una infinitud de otras variantes [1]. Aquí van:
Caso 1: el hombre solitario.
Un tranvía corre descontrolado y en su camino se encuentran atadas cinco personas que no conocemos, victimas de la malicia de un señor con sobrero, capa, extraños bigotes y risa diabólica. Tu tienes la posibilidad de salvar a estas personas presionando un botón que alterará el rumbo del vehículo hacia una vía alternativa en donde sólo hay una persona atada: ¿Pulsarías el botón?
Probablemente dijeras que sí: si el tranvía debe circular forzosamente por una de las dos vías entonces parece evidente elegir aquella en la que haya la menor cantidad de pérdidas. (Hay que tener cuidado con las cosas evidentes: son traicioneras). Aún así hay quién prefiere no hacer nada, pensando que el tema no le concierne. Esto es falso: está en ti decidir cuántas victimas habrán: una o cinco. No hacer nada también será elegir por uno de esos dos números, por lo que de ninguna manera te estás librando, realmente, del peso de la elección. Más allá de eso, ahora es cuando se pone interesante la cosa:
Caso 2: el hombre obeso.
Al igual que antes, cinco personas se encuentran en el camino de un tranvía sin control. Para salvarlas te sitúas en un puente que hay sobre la vía con la idea de tirar un gran peso frente al vehículo y frenarlo, pero lo único que encuentras es a un hombre absurdamente gordo. Así, la única forma que tienes de parar el tren y salvar a las cinco personas es empujar a dicho hombre y sacrificar su vida: ¿Lo arrojarías?
La mayoría dirá que no, aunque se trata, en esencia, de la misma situación anterior. En ambos casos estamos forzados a elegir entre la vida de una persona o entre la de cinco. Si nuestra prioridad es salvar la mayor cantidad de vidas, entonces lo lógico sería arrojar al hombre gordo de manera análoga a cuando desviamos el tranvía hacia donde estaba el hombre atado. Sin embargo, emocionalmente ambos casos son bastante distintos. Antes las seis personas estaban involucradas en el asunto por el misterioso señor de sombrero, quien las había atado. Él era el responsable directo de todas las muertes mientras que nosotros lo eramos sólo del número de victimas. Pero ahora somos nosotros quienes involucran al hombre obeso, cuya vida no está en peligro salvo, quizás, por nuestra decisión. La responsabilidad de su muerte es enteramente nuestra y, en cierta forma, se siente como un acto de traición.
Caso 3: La niña.
Volvamos ahora al primer caso, pero imaginemos que en lugar de un hombre atado en la vía alternativa hay, en su lugar, una niña de diez años: ¿A quien salvarías, a los cinco adultos o a la infante?
Es imposible evitar salvar a la pequeña, ¿verdad? Es exactamente la misma situación que antes, pero a nivel emocional es completamente diferente. No es nada extraño: nuestra moral depende de nuestros sentimientos, ya sea através de la empatía, conductas aprendidas o aquellas que la evolución nos ha brindado.
¿Y qué se concluye con todo esto?
Yo, en particular, concluyo que es mucho más importante tratar de entender a qué se deben nuestras conductas que el intentar hallar “la respuesta correcta” al dilema, si es que la hay. Si el contexto influye tanto en nuestras decisiones, y si las emociones juegan un papel tan importante en ellas, entonces veamos cómo es que lo hace. Después de todo, y a diferencia de los mecanismos biológicos que nos componen, la moral varía de cultura a cultura y de persona a persona. Así que en vez de buscar reglas generales para aplicar racionalmente en estos casos, mejor estudiemos, literalmente, la naturaleza de nuestra conducta, ya que, probablemente, cuando sepamos porqué actuamos como lo hacemos podremos guiar mejor nuestras decisiones. (Dudo que me haya expresado bien, pero para aprender a redactar es que tengo el blog ;)). Así que los dejo con el siguiente vídeo, robado del canal de Hugo, que trata un poco sobre la biología implicada en este dilema:
[1] Tengo entendido que el dilema fue originalmente planteado por Philippa Foot, filósofo británica muy interesada en la moral. Sin embargo, no tengo fuentes confiables para sostenerlo.
Imaginemos que estás en uno de esos programas de concursos de la televisión que, al parecer, sólo existen para llenar la programación de verano. En el juego en el que participas, el presentador sacará al azar un número entre uno y cien y tu papel será elegir una las siguientes opciones:
Opción A:
Del 1 hasta el 33 todos los números te harán ganar $ 2500.
El 34 no tiene premio.
Del 35 al 100 todos los números te harán ganar $ 2400.
Opción B:
Todos los números te harán ganar $ 2400.
Ya has elegido y estoy bastante seguro de que has hecho algo de dinero. Pero antes de reclamarlo viene la segunda ronda y debes elegir nuevamente:
Opción C:
Del 1 hasta el 33 todos los números te darán $ 2500.
Del 34 al 100 ningún número tiene premio.
Opción D:
Del 1 al 34 todos los números te darán $ 2400.
Del 35 al 100 ningún número tiene premio.
¿Listo? Bien, asumiendo que seas un ser humano promedio lo más probable es que hayas escogido las opciones B y C. Una decisión sin duda contradictoria: al elegir B priorizaste la certidumbre de ganar sobre los $ 100 extra, pero al elegir C hiciste justo lo contrario: pusiste los $ 100 por encima de las posibilidades de ganar ¿Puedes explicar este cambio en tus prioridades? Y es que si lo piensas la segunda situación es similar a la primera, sólo que con 35 números en lugar de 100. Así que lo coherente hubiera sido que de escoger B hubieses elegido también D, y de decantarte por A te hubieras quedado con C. Sin embargo, por algún motivo, la posibilidad de perder todo si sale el 34, que tan importante pareció ser en el primer caso, pierde luego relevancia frente a los 100 pesos de más que cobras si sale cualquiera de los treinta y tres primeros números. Y esa es la paradoja: este cambio es inesperado.
Sí, es cierto que ambos escenarios tienen una clara diferencia: en el primero casi siempre ganarás mientras que en el segundo lo más probable es que no te lleves nada. Sin embargo recalco que la paradoja no se produce por un error al interpretar las probabilidades sino al cambiar las prioridades de la elección. En el primer caso, frente a la sencilla victoria parece que se nos hace absurdo arriesgarse a perder, por remota que sea la posibilidad de que esto ocurra. Sin embargo, cuando la victoria parece difícil nos importa poco una ligera ayuda.
Maurice Allais
He dicho que la paradoja se produce porque ofrece un resultado inesperado. Pero, ¿inesperado para quién? Pues no sólo para el sentido común sino, también, para la teoría económica reinante que afirmaba (y afirma) que se tendería a elegir la opción que tenga la mayor esperanza matemática; es decir, A y C en lugar de B y C. La esperanza no es más que la suma de la probabilidad de cada suceso multiplicado por el valor de dicho suceso. Con esta teoría se creía tener una buena idea de lo que era un "comportamiento racional" en situaciones como la expuesta, pero vino Maurice Allais, Nobel de economía, y derrumbó eso realizando empíricamente el experimento descrito en esta entrada. En concreto, Allais presentó su experiencia como un contraejemplo del axioma de independencia (independence axiom) de la teoría de utilidad esperada (expected utility theory). Según este axioma no nos debería importar la opción escogida en dos situaciones idénticas para tratar la apuesta en conjunto, pues, como ya se ha dicho, supuestamente siempre tenderíamos a maximizar las ganancias en términos de la esperanza matemática. Esto ultimo omite la posible existencia de complementaridad entre las opciones, que es lo que ocurre aquí: A no puede ser valorada sin conocer B, ni C sin D.
Mis profesores de matemática, y quienes me han hecho conocer esta paradoja, afirmaban que esta ponía en evidencia lo malos que somos para tomar decisiones, confiando poco en el análisis y la reflexión pero mucho en le intuición. A mi esta conclusión no me queda tan clara y espero que se equivoquen, pues qué es la vida sino decisiones.
Con lo acontecido con Fukushima he presenciado varias discusiones entre pro-nucleares y anti-nucleares. En general, los primeros afirman dos cosas: que sin la energía nuclear no se puede satisfacer el actual consumo de energía y que las centrales para producirla son lo suficientemente seguras como para que el riesgo de usarlas valga la pena. Los anti-nucleares afirman justamente lo contrario: que sí puede satisfacerse la demanda energética y que el uso de este tipo de energía es, por lo tanto, un riesgo inútil.
En mi caso particular, perteneceré, en forma general, a uno u otro grupo según las circunstancias sociales, las cuales son las que definen el marco en el que debe decidirse si el riego realmente vale la pena o no. Por ejemplo, si bien considero que los pro-nucleres tienen razón cuando afirman que sin la energía nuclear no se podría sostener la demanda de energía, no es menos cierto que somos una sociedad de consumo, en donde consumo significa despilfarro. Y por definición, y sin tener en cuenta los recursos disponibles, el medioambiente y el bienestar mismo de la humanidad, despilfarramos energía en producir masivamente bienes y productos innecesarios y diseñados específicamente para que tengan que ser reemplazados al poco tiempo. Así, no considero que el tener centrales nucleares para producir energía de despilfarro sea, realmente, una idea inteligente.
Ahora pensemos, en cambio, en una sociedad en el que el cuidado y buen aprovechamiento de los recursos naturales y energéticos es inherente a ella, en la que se diseña los productos para durar y ser retro-compatibles, en la que se pone a la economía al servicio del hombre y no al revés y, en definitiva, en la que el despilfarro es considerado un sinsentido a la vez que su busca la mejor calidad de vida posible. Si una sociedad así no pudiera sostener su demanda de energía por medios alternativos, entonces probablemente la nuclear sí seria un riego que valga la pena correr, pues aquí no habría desperdicio sino una demanda de energía necesaria. Y es que se supone que con los riesgos debemos ganar algo, y esta sociedad ideal parece que lo que es.
La diferencia entre ambas situaciones es clara: en la primera hay alternativas y cosas por hacer; en la segunda ya se hizo todo lo posible y, por lo tanto, sólo en este caso la energía nuclear es realmente necesaria.
La nuestra, sin embargo, es una sociedad de despilfarro y ya tiene las centrales. Y el reemplazo de estas por alternativas más ecológicas sólo será posible dentro de un proceso de decrecimiento mucho más global; es decir, será imposible al menos que comencemos a hacer tender nuestra sociedad de despilfarro hacia a la sociedad ideal del ejemplo anterior o hacia alguna similar.
La primera cosa realmente atrapante con la que uno se encuentra cuando ingresa a Física es la caída del Tacoma Narrows:
Es impresionante que algo que consideramos sólido pueda ser tan flexible, ¿verdad? El puente, cuyo nombre corresponde al estrecho sobre el que tendía, tenía más de 1600 metros de longitud y costó unos 8 millones de dólares de la época. Se inauguró en Julio de 1940 y colapsó en Noviembre. No se sufrieron pérdidas de vidas.
Si ya habías visto el video, cosa harto probable, seguramente te vendrá a la cabeza la palabra resonancia. Sin embargo, no fue la resonancia la causa del colapso sino, probablemente, el llamado flameo torsional. Veamos qué son ambas cosas.
Todos los cuerpos tienen frecuencias en las que les gusta vibrar más que en otras. Esto significa que si los fuerzas a oscilar tenderán a hacerlo en dichas frecuencias, las cuales se llaman modos normales. En una cuerda oscilante estos modos son fáciles de distinguir porque puedes contar la cantidad de nodos, es decir, de puntos quietos de la soga.
La amplitud del movimiento oscilatorio será tanto mayor cuanto más parecida sea la frecuencia de tu fuerza perturbante a la de los modos normales. Así que si haces oscilar una cuerda, sólo veras los nodos cuando la frecuencia de oscilación que impones es similar a la de un modo normal determinado. Cuando ambas frecuencias son aproximadamente iguales, y la amplitud del movimiento es máxima, se dice que se ha alcanzado la resonancia.
Así que tiene cierto sentido pensar que la oscilación del puente que vemos en el video se corresponde a la de un modo normal excitado por el viento. Sin embargo esto falso; principalmente porque el viento soplaba de forma constante y no de forma periódica. Esto significa que la fuerza perturbadora no tenía una frecuencia que pudiera aproximarse a la de algún modo normal y, por ende, no podía haber resonancia. O, al menos, no de la forma tradicional. Los estudios posteriores corroboraron esto: la frecuencia final de oscilación del puente no sólo no era un modo normal sino que, además, era independiente de la velocidad del viento.
Actualización: Lo anterior no es del todo cierto. Hay un caso en el que un viento constante puede producir resonancia debido a los vórtices de viento que se generaron a causa de la forma de H del puente. La siguiente imagen ilustra esto:
Este modelo afirma que si este tipo de resonancia hubiese provocado la caída del puente, la frecuencia de oscilación final de este tendría que haber sido 1 Hz; sin embargo, esta fue de 0,2 Hz: así que no se trató de resonancia. Y si bien no fue esta la causa del colapso, lo que sí es probable es que sea el motivo por el cual el punte comenzó a vibrar en un principio.
Veamos ahora el flameo. Este ocurre cuando una estructura que vibra a causa de un fluido circundante es incapaz de disipar, en un ciclo de vibración, toda la energía que absorbió. En el caso del Tacoma Narrows, la deformación física del puente fue incapaz de disipar toda la energía absorbida a causa del viento (el fluido circundante), de forma tal que esta energía se fue acumulando con cada ciclo y la amplitud del movimiento fue aumentando hasta que, finalmente, el puente cedió y colapsó. Cabe mencionar que la teoría del flameo aún no ha sido capaz de explicar satisfactoriamente el mecanismo por el cual el viento aumento su energía, pero es la mejor hasta el momento.
¿Y qué es eso de torsional? Si se observa el video se verá que el puente no oscila de abajo hacia arriba como una soga sino que el lado derecho de la carretera se deforma hacia abajo mientras que el izquierdo se eleva y viceversa; siempre con el eje central de la carretera permaneciendo quieto. (Y es por eso que cierto físico curioso pudo cruzar el puente por su parte central sin mayores inconvenientes). Este tipo de movimiento oscilatorio se llama torsión. De ahí que la causa del colapso haya sido el flameo torsional.
En 1950 se inauguraría su reemplazo. Y en 2007, junto a este, lo haría un tercer puente. En la siguiente imagen pueden verse los dos.
Desde 2007 se han llevado a cabo reuniones cuyo fin es crear un nuevo marco legal internacional para colocar al copyright por encima de los derechos humanos fundamentales. Estoy hablando del mal llamado acuerdo anti-falsificación (ACTA), el cual pretende que las distintas naciones intercambien información sobre violaciones de copyright e impongan las penas correspondientes. Y esa información es la tuya; es sobre ti. Pues el derecho a la intimidad y el de compartir tienen desventajas económicas y políticas para ciertos sectores que desean mantener vivo un mercado obsoleto y preservar su control sobre la información. El siguiente vídeo, que no es la primera vez que lo menciono, lo explica bien:
Si bien el ACTA sigue en negociación, en la cuál y pese a su importancia no ha participado la gente, los distintos gobiernos ya le van allanando el camino a su manera. En Francia está la Ley Hadopi, la cuál creó una comisión con el poder de cortar Internet tras tres avisos que afirmen que se ha descargado o distribuido contenido con copyright. En España está la famosa Ley Sinde, la cuál también omite la intervención judicial real y otorga el poder a una comisión del Ministerio de Cultura. Ahora llega a Colombia un proyecto de ley que sigue la misma línea. Se trata de la llamada Ley Lleras (ver en pdf), la cual prevé darle a los proveedores de Internet (ISP) el poder para bloquear contenidos de una web que viole derechos de autor y sin necesidad de un trámite judicial. Así, las ISP se vuelven jueces que toman como medida cautelar el cierre de una web para que luego un juez de verdad determine si es cierto o no el delito imputado. En otras palabras, eres culpable hasta que demuestres tu inocencia. Pero, como si esto fuera poco, casi simultáneamente el gobierno colombiano sacó una ley llamada de inteligencia y contra-inteligencia, la cuál permite la intervención de las comunicaciones de las personas que se consideren peligrosas para el estado y posibilita encarcelar a todos aquellos que divulguen información confidencial. Curiosamente el artículo 15 de la Ley Lleras permite entregar, sin aclarar bien a quién, toda la información confidencial sobre ti. Así, hay una ley que permite la intervención a tu vida privada para obtener información y otra que, mediante una medida cautelar ejercida por las ISP, permite entregarle a quien sabe quién esa misma información ¿Coincidencia?
Los siguientes vídeos tratan sobre ambas leyes:
El denominador común entre la Ley Lleras, Sinde y Hadopi es claro: se omite a la justicia y se la reemplaza por un tercero que analiza toda tu actividad en la red con el fin de proteger al copyright y el monopolio de la información. Antes de Internet tanto los gobiernos como las empresas tenían que tratar sólo con unos pocos medios que servían de vínculo entre la gente y ellos. Ahora eso cambió: en la red todos tenemos voz y podemos dar nuestra opinión y compartir información. Esto es la verdadera libertad de expresión. Con estas patéticas leyes y medidas, que omiten a la justicia (repetiré esta frase hasta el cansancio: se omite a la justicia), obtienen las herramientas necesarias para aplicar la censura a aquellas voces que les disgustan, recuperando así el control sobre la información que una vez tuvieron. Es por esto que la neutralidad de la red debe ser un derecho fundamental. Como puedes ver, el tema va mucho más allá del copyright y los derechos de autor.
A su vez, en EEUU se alienta un proyecto algo diferente pero con los mismos objetivos. Se trata del National Strategy for Trusted Identities in Cyberspace (NSTIC). Este busca crear un soporte físico, una especie de tarjeta, la cuál hará de DNI virtual. Esta tarjeta, que será el medio que utilices para acceder a tus servicios en lugar de la típica contraseña, guardará todo la información sobre tus acciones en la red y servirá para identificarte.
Está claro que ninguna de estas leyes, medidas y proyectos debería existir. Incluso si por algún motivo te disgusta la mal llamada piratería, te debería ser evidente que garantizar el éxito económico de un mercado moribundo (Nadie tiene derecho a tener éxito en su trabajo sino a intentarlo) no justifica de manera alguna la perdida del derecho a la intimidad, la libertad de expresión, la presunción de la inocencia y la omisión de la justicia y su reemplazo por un tercero.
Agradezco a JK, por pasarme los vídeos que aquí he colocado y por motivarme a escribir esta entrada.
Cuando el matemático Johann Daniel Titius traducía un libro del naturalista suizo Charles Bonnet, el cual versaba sobre la inspiración divina del orden natural, se tomó la libertad de agregar un pequeño y modesto párrafo. El original mencionaba que se conocían seis planetas (Todos desde Mercurio a Saturno), pero que no se sabía si podían haber más. Titius le agregó, además, que la distancia al Sol de cada uno de ellos seguía una bella ley matemática, deducida de forma empírica y sin ninguna base teórica:
$D_n = \frac{n+4}{10}$
O sea,
Una unidad astronómica (UA) se define como la distancia de la Tierra al Sol.
Bastante curioso, ¿verdad?Siempre es impresionante cuando se descubre una fórmula que sin motivo aparente describe una parte del mundo. (Piénselo: ¿Por qué esto parece funcionar?). Titius hizo notar también el hueco dejado por el valor 2,8 UA: debía haber un planeta perdido entre Marte y Júpiter. Hecha esta ligera modificación, que él jamás se atribuyó, publicó su traducción. Ocho años más tarde esta cayó en manos de Johann Elert Bode, quien escribía un libro introductorio a la astronomía. La obra de Bode, quien descuidadamente omitió los nombres Bonnet y Titius, fue la que popularizó la fórmula y por eso es que esta lleva su nombre.
En 1781, de la mano de William Herschel y justo en donde la fórmula predecía, se descubrió Urano ¡La fórmula funcionaba! De los primeros ocho valores dados por esta, siete coincidían aproximadamente con la posición real del planeta. Eso es poder de predicción. Bode terminó por reconocer sus fuentes y alentó a la busqueda del planeta perdido entre Marte y Júpiter ¡¡¡Y lo encontraron!!! A 2,77 UA, casi en donde predecía la fórmula, el 1 de enero de 1801 Giuseppe Piazzi descubrió Ceres, un planeta enano que hasta 1860 fue considerado un planeta propiamente dicho. (También se lo consideró, hasta 2006, el mayor de los asteroides que giran alrededor del Sol). Esto hace ocho de ocho: la fórmula era Ley.
Ceres, hoy un planeta enano, fue considerado un planeta propiamente dicho hasta 1860.
Cuarenta y cinco años después del descubrimiento de Ceres se descubrió Neptuno, muy lejos de donde debería estar el muy maldito. La bella y elegante fórmula no era una ley después de todo. Cosa que se confirmó con el descubrimiento de Plutón en 1930, que también se encontraba extremadamente lejos de donde debería estar. Y ahora viene lo más curioso: si omitimos a Neptuno, entonces Plúton sí estaría en donde la ex-ley afirma:
Muy pero muy curioso, ¿verdad? Aún se desconoce el motivo de tal poder de predicción. Ahora, como estudiante de matemática y apasionado a la física (de tener más neuronas haría ambas carreras) tengo una propuesta que hacer. Dado que la definición de planeta es una invención humana, ¿porque no definimos planeta como un cuerpo celeste que sigue la Ley de Bode? Así Ceres y Plutón serían planetas de nuevo y la bella fórmula de la que trata esta entrada describiría hermosamente una partecita del universo.